La Adolescencia es parte importante del proceso de individualización. Durante ese tiempo, los jóvenes tratan de descubrir quienes son y se separan de sus padres por ésta razón son muchos los retos y dificultades a los que nos tenemos que enfrentar como padres de un adolescente.
Normalmente creemos que nuestros adolescentes deben ser perfectos por todos los años de crianza que hemos dedicado para criarlos. En realidad sí son perfectos- perfectos en su proceso de individualización (rebeldía), aunque probablemente no nos guste mucho la idea.
Normalmente tomamos la conducta rebelde como algo personal y pensamos que somos un fracaso como padres por eso pensamos en ser más controladores pero la verdad es que… el control no funciona con los adolescentes.
Cuando los niños son muy controlados pueden tomar la decisión de individualizarse a espaldas de los padres y no queremos que hagan eso porque ellos pierden el mejor apoyo y ayuda que pueden obtener durante estos años ¡”EL NUESTRO”!.
La Disciplina Positiva les brinda herramientas a los padres para “Trabajar con sus adolecentes “, ya que el trabajo de los padres consiste en prepararlos para la vida.
Recomiendo a los padres de adolescentes que sienten que su vida con ellos parece un tormento interminable , que piensen que la adolescencia es solo un breve periodo del proceso de crecimiento y que de ninguna manera será su destino final.
Pensemos por un momento como son los adolescentes normales y como sería nuestro adolecente ideal… para ese adolescente ideal sería muy difícil relacionarse con los otros y no tendía vida social no es asi?? Porque aunque podemos soñar con tener un adolecente ideal, instintivamente sabemos que tal criatura raramente existe.
A veces nos sentimos perturbados y frustrados por la conducta de nuestros hijos adolescentes y no sabemos qué hacer. Si pudiéramos simplemente relajarnos y recordar que estos son los años que nuestros hijos están experimentando e intentan descubrir lo que piensan, los podríamos disfrutar más. Si dejamos de tratar de enseñarles y en lugar de eso aprendemos a ser curiosos, podríamos apreciar su lucha. Si pudiéramos relajarnos, podríamos confiar en que lo que son ahora no es de ninguna manera un reflejo de lo que somos ni un indicativo de lo que serán más tarde. Con ésta nueva actitud podríamos enfocar nuestra atención en la educación a largo plazo aprendiendo a ser un guía y facilitador en el que nuestros hijos pueden confiar.
Avivamos las llamas de la rebeldía cuando:
1. No comprendemos, respetamos o apoyamos el proceso de individualización.
2. Tomamos el proceso de individualización como algo personal: “¿Cómo me puede hacer esto a mi?”.
3. Nos sentimos culpables: “Esto no estaría pasando si hubiera sido un mejor padre”.
4. Nos asustamos por los errores que los adolescentes cometen, mientras prueban diferentes conductas y valores.
5. Tratamos de impedir la individualización de nuestro hijo mediante la culpa, el control, el castigo, la sobreprotección o la negligencia.
6. Pensamos que lo que hacen nuestros hijos es en lo que se han convertido y lo que serán para siempre.
7. No respetamos el hecho de que nuestro hijo sea diferente a nosotros y puede elegir un estilo de vida que nosotros no disfrutamos ni aprobamos.
Nuestros hijos adolescentes no hacen lo que hacen simplemente por herirnos a nosotros, la realidad es que generalmente ni siquiera piensan en sus padres cuando llevan a cabo algo. Al tomar la conducta de nuestros hijos como algo personal, reaccionamos como si fuéramos niños. Nos ahorramos muchos disgustos si comprendemos que en lugar de hacer algo en nuestra contra, nuestro hijo/a es un individuo que atraviesa por un proceso de individualización que es único para él/ella.
Es importante recordar que las preocupaciones de nuestros hijos adolescentes son diferentes a las nuestras y que lo que es aceptable para ellos puede que para nosotros no lo sea. Por eso es relevante revisar lo que es importante para ellos y la manera en que podemos manejar dichos asuntos siendo firmes y afectuosos, respetándolos a ellos y a nosotros mismos.
Cuatro de las necesidades más importantes para los jóvenes son: la privacidad, el acoplamiento social, la libertad de examinar un nuevo punto de vista, y el espacio para tomar opciones que probablemente terminen en errores.
Quiero dejarles seis herramientas de Educación Firme y afectuosa basadas en la Disciplina Positiva las cuales nos pueden servir para construir una mejor relación con nuestros Adolescentes:
1. Muestre su amor incondicional (hágale saber a su hijo que está usted de su lado).
2. Recuerde tener empatía. (Ponerse en el lugar de nuestros hijos),
3. Hable con su adolescente no hable a, por o para su hijo (es bueno compartir sus sentimientos empleando mensajes en donde la palabra “yo” esté presente).
4. Utilice preguntas con las palabras “qué” y “cómo” para ayudar a su hijo a explorar las consecuencias de sus decisiones. ( Esto es muy diferente a imponer una consecuencia).
5. Incremente el sentimiento de comprensión compartiendo con su hijo alguna situación similar que haya usted experimentado.
6. Decida con dignidad y respeto lo que usted hará. (Establezca lo que usted hará y no lo que intentará que su hijo haga).
Recordemos la importancia de considerar el mundo y las percepciones de nuestros hijos.
Paola Flórez Ardila
Psicóloga- Diplomado en Neuropsicología del Desarrollo Infantil
Certified Positive Discipline Parenting Educator
Miembro de la Asociación Antioqueña de Educación Infantil
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